lunes, 17 de noviembre de 2008

Roldán vs Campos, vomitivo

Hacía mucho que no escribía nada, pero hoy los planetas se han confabulado para que tenga algo de tiempo libre en mi trabajo y pueda desahogar en la nebulosa virtual la indignación que vengo arrastrando desde el viernes, cuando apoltronada en mi sofá presencié uno de los espectáculos periodísticos más bochornosos de los últimos tiempos: el combate de Roldán contra la Campos.

Y digo combate porque eso qué hizo la Campos ni era una entrevista ni pretendía serlo, sino un desagradable paripé en el que la presentadora se erigió juez y parte ante el exdirector de la Guardia Civil española, exigiendo pruebas, atacando al condenado e incluso atreviéndose a apelar a la mala conciencia del delincuente.
Con esto no quiero, ni mucho menos, defender a Roldán, que no merece compasión ninguna, sino reflexionar ante la actitud de una cadena de televisión y una supuesta profesional del periodismo.

En primer lugar, me gustaría saber por qué a Telecinco no se le cae la cara de vergüenza por pagar 50.000 euros a un delincuente probado para hacerle una entrevista que sólo conseguirá arrastrar unas miserables décimas de audiencia.

En segundo lugar, no comprendo por qué se encarga la entrevista a uno de los estafadores y malvesadores más importantes de los últimos 20 años en España a Mª Teresa Campos, reina de las mañanas, quien ha alcanzado su máximo nivel periodístico en un programa cuyo eje principal era Gran Hermano, el corrillo y la actualidad del corazón, con colaboradores tan profesionales como Lara Dibildos o Rociito. Supongo que la otra posible entrevistadora hubiera sido Mercedes Milá o, por qué no, Jesús Vázquez.

Tercera duda que me planteo ante tan triste espectáculo: ¿No se supone que era una entrevista? La Campos se comportaba cómo si estuviera en un interrogatorio policial: no dejó al entrevistado que contestara, no paraba de realizar comentarios personales, cuestionaba todo aquello qué le decía y en muchos momentos resultaba no sólo ridícula sino también pedante hasta niveles insospechados.

Por último, el amago de debate que cerró el programa dejó ver claramente que muchos de los "periodistas" que acuden a estos programas de televisión van a autocomplacerse a sí mismos, a vangloriarse de su fluidez verbal y de sus ocurrencias. En más de 20 minutos de debate, apenas le plantearon al protagonista tres o cuatro preguntas... el resto del tiempo deleitaron a la audiencia con su sabiduría, como si Roldán no estuviera delante para contar él mismo, lo malo malísimo que es.

En fin, me dio vergüenza ajena tanto el programa en sí mismo como los datos de audiencia posteriores: No fue el espacio más visto del late night del viernes, lo superó Dónde Estás Corazón, donde entrevistaron a la hermana de Raquel Mosquera...

Tenemos la tele que nos merecemos, menos mal que siempre nos quedará Gran Hermano.

Un beso a todos